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Apariciones de la Virgen en El Escorial en Prado Nuevo

Carta a los peregrinos – 40 años junto a vosotros

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Queridos peregrinos,

Estas palabras van dirigidas a vosotros, a todos aquellos que, día a día, mes a mes y año tras año, habéis sido fieles y perseverantes a la llamada que la Virgen de los Dolores os hizo un día en Prado Nuevo.

A todos aquellos que pasaron por aquí y que ya no están con nosotros, a aquellos que estáis y que estuvieron sin importarles el frío, el calor, las persecuciones, a todos los que tuvieron fe en esta obra y estuvieron al lado de Luz Amparo en todo momento, y hoy estarán gozando de las moradas celestiales.

Son muchas las personas que conocieron a Luz Amparo, muchas que cambiaron su vida, otros también que vinieron por curiosidad y sintieron la llamada del Señor. Son innumerables los testimonios que hablan de lo que ella significó en sus vidas, en nuestras vidas. Luz Amparo era una persona sencilla y humilde, que con solo una mirada, traspasaba los corazones.

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Gracias a todos, los que estuvieron, los que seguís estando, los que ya no podéis venir por la edad, por enfermedades, y los que ya no están con nosotros y dieron todo por esta obra. Son ya 40 años, 40 años llenos de gracias y bendiciones, que hoy la Santísima Virgen, sigue derramando en este lugar.

Gracias Luz Amparo, gracias por tu sí, gracias porque sin ti, muchos no hubiéramos conocido a Dios, gracias por enseñarnos a amar a la Iglesia, por llevarnos a ella, gracias por tu entrega, por tu generosidad, por tus sacrificios, por tus oraciones… “Gracias porque tú nos enseñaste a amar.”

Y en este día tan especial queremos compartir con todos vosotros el testimonio de una persona, fallecida recientemente, una parte de la historia que pocos conocen, y que fue muy importante en los comienzos para Luz Amparo.

Se trata del Padre Félix Carmona, un Sacerdote Agustino con el que ella empezó a confesar, un hombre sencillo y humilde con una gran preparación en filosofía y teología, con una gran experiencia de vida sacerdotal, un hombre que entregó toda su vida a Dios y que siempre, desde el principio, creyó en Luz Amparo.

Hoy y siempre le recordaremos con mucho cariño por lo que él supuso para todos nosotros.