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Apariciones de la Virgen en El Escorial en Prado Nuevo

Prado Nuevo y la Iglesia: de 1981 a 1985

En los primeros años de los hechos de Prado Nuevo, Luz Amparo acudía todos los días a rezar el Rosario, como había pedido la Virgen, junto a los peregrinos que se reunían en torno al fresno de las apariciones. Los primeros sábados de mes acudían multitudes que en ocasiones superaban las treinta mil personas; entre las que solían encontrarse un buen número de sacerdotes y religiosas.

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Los hechos estaban en boca de todos, también en los medios de comunicación, pero todavía no existía un pronunciamiento de la Iglesia de Madrid sobre estos fenómenos religiosos. Hacía tiempo que los estaban estudiando y teniendo encuentros con la vidente.

Entrevista del arzobispo D. Ángel Suquía con Luz Amparo

En marzo de 1985, desde el Arzobispado de Madrid, comunican a Luz Amparo que el día 15 de ese mismo mes, D. Ángel Suquía y Goicoechea la esperaba para una entrevista personal. D. Ángel se mostró en todo momento con un tono amable y cercano.

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En esta conversación, el Arzobispo, por motivos de prudencia, dio a Luz Amparo unas recomendaciones. De un modo respetuoso y afable le pidió que, en adelante, no hiciera declaraciones en los medios de comunicación, ni siquiera para defenderse, y que para él sería un gesto de buena voluntad y muestra de docilidad que no acudiera a Prado Nuevo en las horas de mayor concurrencia, una vez que saliera a la luz la declaración que iba a publicar en el boletín de la Archidiócesis.

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Luz Amparo le preguntó: «¿Me lo prohíbe?». A lo que el Arzobispo —que en breve sería creado Cardenal— respondió: «No, pero le ruego que no vaya». «Entonces no iré», concluyó ella. La razón que adujo D. Ángel Suquía era obtener una prueba sobre la autenticidad de las apariciones, comprobando si la afluencia de las personas se debía únicamente a la vidente o tenía una motivación sobrenatural. Sin embargo, expresamente le permitió que siguiera hablando sobre este tema con las personas que la visitaran.

Ejemplo de obediencia de Luz Amparo

Desde aquella misma tarde del 15 de marzo, con ejemplar obediencia, siguiendo la recomendación del Arzobispo de Madrid —un ruego, no una prohibición—, Luz Amparo no volvió a asistir al Rosario multitudinario ni a participar en cualquier otro acto religioso convocado en Prado Nuevo; no obstante el sacrificio que esto supuso para ella.

También, siguiendo el consejo de la Iglesia, desde ese momento no volvió a hacer declaraciones a los medios de comunicación, ni siquiera para defenderse de las difamaciones y calumnias levantadas contra ella. Esta exquisita obediencia de Luz Amparo a la Jerarquía es una de las señales distintivas que dan crédito a un vidente y a los mensajes que recibe.

Quien es obediente a la Santa Madre Iglesia habla mucho a favor de él y da fiabilidad a lo que comunica. Refiriéndose a esto, D. José Francisco Guijarro, que por aquel tiempo fue encargado por el Obispado para dar explicaciones sobre el caso, afirmó sobre la obediencia de Amparo que era «…una actitud muy de agradecer y muy de alabar en ella».

La nota-declaración de 1985

Casi un mes después de la entrevista con Luz Amparo, el entonces Arzobispo de Madrid-Alcalá, D. Ángel Suquía y Goicoechea, con fecha 12 de abril de 1985, firma una declaración recogida en el Boletín Oficial de la Archidiócesis.

Nota-D.-Ánge-Suquía-12-abril-1985
Nota emitida por D. Ángel Suquía 12-abril-1985

En dicha nota, hace públicas unas consideraciones, entre las cuales estaba la siguiente: «No consta del carácter sobrenatural de las supuestas “Apariciones y Revelaciones” que se dan en el lugar conocido por el nombre de “Prado Nuevo”, en San Lorenzo de El Escorial, de nuestra Diócesis».

Como paréntesis, resulta curioso cómo en este documento se comete un error común todavía al presente: confundir San Lorenzo de El Escorial con El Escorial, dos municipios distintos. La finca de Prado Nuevo está ubicada en la villa de El Escorial.

Diversas interpretaciones de la declaración

Debido a la confusión que produjeron las interpretaciones equivocadas de la nota arzobispal, se procuró aclarar su contenido. Se llegó a afirmar que la Iglesia había condenado estos fenómenos y prohibido la asistencia y rezos en el lugar.

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Cuando respetuosamente se sugirió al Cardenal Arzobispo que «tampoco constaba que no sean sobrenaturales» estas supuestas apariciones y revelaciones, contestó resueltamente: «Es que si eso constara, ya lo habría prohibido todo». Según explicó el mismo D. Ángel Suquía, la expresión mencionada no era una «prohibición», sino una primera medida de prudencia eclesial o «práctica que viene siendo habitual en estos casos», según sus propias palabras.

En su momento, llegó a expresar como aclaración: «Donde dice “no consta”, no quiere decir “no hay”». Y también añadió: «Todo llegará; tengan paciencia». Y en respuesta a una carta de Neftalí Hernández, que le inquiría sobre el tema, señaló con claridad: «La Iglesia ha dicho nada más que esto: todavía no consta. Esperen en paz» (10-3-1986).

Primera aprobación eclesial

En medio del fragor de la persecución, el Cielo no abandonaba, y además de proporcionar a los peregrinos ánimo y fortaleza ante la tribulación, bendecía por medio de la Iglesia a las jóvenes que ya vivían en comunidad y practicaban la caridad, erigiendo el Cardenal Arzobispo de Madrid, D. Ángel Suquía, la Asociación Privada de Fieles Reparadoras «Amor, Unión y Paz», con fecha de 14 de mayo de 1993.

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Antes de finalizar el año, la Jerarquía de la Iglesia muestra su apoyo con un gesto sencillo, pero significativo, que no deja lugar a dudas: el 27 de diciembre, el Cardenal Arzobispo de Madrid, D. Ángel Suquía (†), visita en El Escorial, durante más de cinco horas, las instalaciones de la Obra fundada por Luz Amparo. Junto al Vicario de la Zona y el Vicecanciller del Arzobispado, el Cardenal celebra una Misa en la que se explaya durante la homilía alentando y bendiciendo a los miembros de la Obra naciente.

Nueva aprobación eclesial

En medio de la persecución más virulenta, el Señor no abandonó a los fieles seguidores de las apariciones. La bendición del Cielo vino de nuevo de la mano de D. Ángel Suquía: como Cardenal-Arzobispo de Madrid, el 14 de junio de 1994, erige en sendos documentos a la Asociación Pública de Fieles «Reparadores de la Virgen de los Dolores» y la Fundación Pía Autónoma «Virgen de los Dolores», reconociendo a Luz Amparo como Fundadora de ambas entidades.

Esta Asociación de Fieles y la Fundación Pía unida a ella han sido recientemente confirmadas en sus cargos por el actual Arzobispo de Madrid, D. Carlos Osoro.

Al fin y a la postre, seguimos siendo hijos de la Iglesia Católica, a la que pertenecemos. Con D. Ángel Suquía, D. Antonio María Rouco, D. Carlos Osoro… Y otros miembros de la Jerarquía que lleguen en el futuro.