Un mes más, reunidos en torno a Nuestra Señora de los Dolores, celebramos los actos programados para el primer sábado.
Así, tras unos encuentros por la mañana compartiendo con los peregrinos, se proyectó dentro de la Nave un video del mensaje del día 1 de julio de 2000. En él, El Señor dedica unas palabras a los sacerdotes en las que les recuerda la misión tan importante que tienen como pastores de su Iglesia; les aconseja que se tomen en serio su ministerio, pues de él dependen muchas almas:
“El Evangelio dice: «Amaos los unos a los otros»; ¿por qué despreciáis a las criaturas? Hijos míos, si no tenéis caridad, no tenéis nada. No seáis funcionarios, hijos míos, sed sacerdotes de mi Iglesia. Renovad vuestras vidas, que os estoy esperando, hijos míos”
La Santa Misa celebrada por un buen número de sacerdotes y presidida por el padre José María se celebró en el exterior y el padre en la homilía se refirió a Elías, que aparecía en la primera lectura; así como él fu asistido por un ángel que le ofreció pan y agua para el camino, nosotros necesitamos el alimento espiritual de la Eucaristía.
Detalló la importancia de agradecer a Dios por la Creación, por la Santa Misa; esto es, por el Sacrificio Eucarístico, en el que se nos da el pan bajado del Cielo para alimento de nuestra alma.
En otro sentido, seguimos cumpliendo con las medidas de seguridad relacionadas con la covid-19, y esperamos que podamos estar todos juntos de nuevo para celebrar los actos en honor de Nuestra Madre en su lugar favorito: Prado Nuevo.